Después del ejercicio del Congreso de las Botellas como lugar de presentación y venta de vinos y bebidas espirituosas, el Receso de las Botellas busca complementar el conjunto con un espacio dedicado a otro tipo de experiencias, donde se pueda, sin prisas, sin agenda ni interrupciones, disfrutar de un momento especial.
Aunque funcionando como una extensión del Congreso de las Botellas y presentando una estética que se desarrolla a partir del lenguaje previo del Congreso (y conectado a este por un pasillo que, sin revelar el espacio donde culmina, ya marca una transición entre ambos lugares), este es un espacio con una naturaleza propia, con una iluminación más tenue y de menor intensidad, pretendiendo ofrecer un núcleo separado del bullicio comercial.

Diseñado como un homenaje a los productos vinícolas, el Receso de las Botellas es un espacio flexible que igualmente combina exposiciones de piezas únicas e históricas de la industria y de la Casa-Madre con oportunidades para encuentros y, también, de introspección. Es un lugar adecuado tanto para catas de vino individuales o sociales como para eventos especiales, equipado para presentaciones multimedia e incluso para la preparación de alimentos que mariden con los vinos.
El Receso de las Botellas se desarrolla como una secuencia de tres espacios interconectados con diferentes grados de intimidad. Al llegar desde el Congreso, los visitantes son recibidos en una zona amplia, equipada con una barra para la preparación de bebidas y alimentos, capaz de acoger informalmente a un pequeño grupo.

Desde este espacio, se avanza hacia una zona central con iluminación más cálida, revestida de madera de pino, donde se encuentran pequeñas mesas para uso individual, acompañadas por un gran asiento corrido y una larga mesa central alta, permitiendo varios usos.

Muchos de los elementos diseñados tienen funciones dobles (como piezas que son al mismo tiempo asiento y estantería, o mesa y expositor), y fomentan una experiencia pausada y apreciativa del contexto del Receso de las Botellas mediante detalles constructivos explícitos, gráficos y visualmente interesantes.

Esta sucesión de espacios culmina en un refugio con iluminación sutil y acogedora: un lugar de recogimiento e introspección, con dos áreas de sillones acompañadas por pequeñas mesas de café, enmarcadas en un contexto casi museístico de piezas especiales de la Casa Madre y de la familia que la ha sustentado desde su fundación.

Aunque está naturalmente conectado al Congreso, el Receso de las Botellas está diseñado para funcionar con total autonomía, separándose del primero mediante una puerta corredera oculta y revelando (al estilo de los speakeasies que proliferaron en los Estados Unidos durante la Ley Seca) una entrada propia, disimulada en uno de sus expositores, que conecta directamente con la calle.

El Receso de las Botellas es un lugar secreto, donde el tiempo se detiene y las distracciones externas desaparecen: un amparo donde, con calma, se puede experimentar lo mejor que la enología y sus artes asociadas tienen para ofrecer.